En menos de 48 horas las costas de Nueva Zelanda se llenaron de más de 120 ballenas que murieron asfixiadas tras quedar varadas. El pasado 26 de diciembre se encontraron 105 en la playa de Farewell Spit y el 28 de diciembre se sumaron otras 21 en la bahía de Colville, según información del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda (DOC).
Fueron pescadores de la zona, que navegaban a 300 metros mar adentro, los que avisaron a los servicios de emergencia de la bahía de Coville al avistar a estos ejemplares de ballena piloto de 3 y 4 metros. Afortunadamente consiguieron rescatar a dos tercios de los animales varados gracias a la colaboración de lugareños y turistas que supieron mantenerlos húmedos en la orilla con la marea baja hasta que creciese a primera hora de la tarde y entonces poder ser reflotadas. Según Lyn Williams, portavoz del Departamento de Conservación de la zona, muchas consiguieron regresar con éxito hacia el océano e incluso una hembra consiguió dar a luz inmediatamente después de ponerse a flote.
Por lo visto la zona se caracteriza por este tipo de sucesos ya que la bahía tiene poca profundidad, es inclinada y arenosa. Por ello, las ballenas suelen desorientarse y quedar atrapadas.
Mayor fue el caso de las 105 ballenas de aleta larga que muerieron en Farewell. En esta ocasión, fue un piloto quien avisó al control de tráfico aéreo de Nelson. Sin embargo, esta vez, la situación era más desalentadora que en la anterior. Cuando los responsables del DOC llegaron sólo 30 se mantenían con vida pero estaban en tan mal estado que se vieron obligados a utilizar la eutanasia.
No es la primera vez que en Nueva Zelanda se encuantran un caso como éste. Los científicos desconocen la razón por la que algunas especies de ballenas acaban sus días en las playas y barajan la posibilidad de que acudan atraídas por los sonares de grandes buques o que sigan a un líder enfermo y desorientado. Cientos de mamíferos han perdido así la vida en lo que va de año en Australia y Nueva Zelanda.
En nuestras costas sólo podemos encontrar un tipo de ballena, el rorcual común. Desde CRAM aconsejamos que en caso de avistamiento en el mar debemos contactar al teléfono de emergencias (112), evitando al máximo causar molestias a estos animales, ya que es probable que estén alimentándose o en periodos de descanso y cualquier interferencia puede distorsionar su migración. Si nos encontramos con un animal varado el procedimiento sería el mismo y desde CRAM pondríamos en marcha el protocolo de rescate de animales marinos varados. Con tu colaboración conseguiremos un mar lleno de vida.