martes, 10 de marzo de 2009

El ROV: los ojos del CRAM en las profundidades marinas



El Vell Marí, velero científico de la Fundación CRAM, está dotado de equipamiento técnico con el objetivo de poder realizar campañas de exploración durante su recorrido, entre este equipamiento, se destaca el ROV (Remote Operated Vehicle), un robot submarino con control remoto que nos permite tomar imágenes en profundidad.

El ROV fue adquirido por la Fundación CRAM durante el primer trimestre del 2007 con el fin de aumentar el equipamiento técnico del velero destinado a investigación y, concretamente, a la obtención de imágenes. Desde entonces, ha sido una herramienta básica en la realización de diversas campañas y proyectos científicos que se han llevado a cabo.
El robot submarino está conectado al barco mediante un cable umbilical de 500 metros, ya que la transmisión de ondas de radio en el agua del mar es muy dificultosa y se precisarían grandes antenas que dificultarían la operatividad del robot. Cuando el aparato no está en funcionamiento se sitúa en la cubierta de popa.
El ROV de la Fundación CRAM está equipado con 4 motores con control independiente (2 horizontales, 1 vertical, y 1 lateral). Esto le permite disponer de una alta libertad de movimientos y llegar a una velocidad máxima de 3 nudos. Es usado para tomar imágenes submarinas, llegando a 300 metros de profundidad, a distancias donde ningún buzo podría registrar imágenes por lo que resulta un aparato imprescindible. Para ello está dotado de dos cámaras independientes. La primera está situada en la parte anterior del aparato y tiene un movimiento vertical de 180º. Esta cámara puede grabar en condiciones extremas. La segunda cámara está situada en la parte posterior.
El vehículo se opera desde control remoto, estando conectado a una consola formada por un monitor, un grabador y un ordenador. Desde allí se controla la profundidad y la dirección, y se decide si registrar las imágenes o no.



Campañas de exploración

Desde 1997 el ROV ha documentado varias campañas y proyectos. El primer proyecto en el que formó parte fue el estudio de la distribución de aves marinas y cetáceos en la montaña submarina del “El Cachucho”, Asturias. Allí se sumergió el robot entre 80 y 200 metros de profundidad para aportar información acerca el estado de conservación de la plataforma continental. El ROV también resultó imprescindible durante la exploración en la zona de chimeneas submarinas del golfo de Cádiz. Allí, nuestro robot dirigido se sumergió entre los 250 y 300 metros con el fin de explorar las zonas externas a la plataforma continental del golfo de Cádiz.
También se usó el robot sumergible en el estudio y localización de las praderas de Maërl en las rías de Vigo y Arousa. Mediante el ROV se realizaron registros de imágenes que permitieron ver el tipo de comunidades bentónicas que existen en el fondo de dichas localizaciones y evaluar su estado de conservación
El ROV resultó imprescindible en la campaña realizada el año pasado en aguas de Es Vedrà (Islas Baleares). Allí registró la profundidad a la que se asienta el alga invasora Caulerpa racemosa en aguas de la Reserva Natural Integral de Es Vedrà y las imágenes obtenidas documentan la competencia entre el alga invasora y las especies autóctonas.

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